Por: Rafa Álvarez
El 19 de mayo del 2005 se estrenó en los cines del mundo la que sería la última película precuela de la trilogía original de “Star Wars”, estamos hablando de “Star Wars III: La venganza de los Sith”.
Protagonizada una vez más por Ewan McGregor, Hayden Christensen, Natalie Portman, Ian McDiarmid, Samuel L. Jackson y Christopher Lee, entre otros.
Con un presupuesto de $113, 000, 000 de dólares, recaudó $848, 754, 768 dólares.
Obi Wan y Anakin tienen la misión de rescatar al canciller Palpatine y derrotar a los líderes separatistas Dooku y el general Grievous y darle fin al conflicto galáctico. Con el tiempo, Obi Wan va realizando otras misiones asignadas por la Orden Jedi, mientras Palpatine fortalece su amistad con Anakin al seducirlo de unirse al Lado Oscuro, mostrándole que tendría más beneficios y poder, que en el Lado Luminoso. Mientras la Orden Jedi empieza a sospechar de esta amistad, Palpatine repentinamente se descubre como el Lord Sith Darth Sidious y el destino de la Orden Jedi y el de la República Galáctica queda sellado ante su inminente caída ante el Lado Oscuro.
La película que tuvimos la fortuna y a la vez el infortunio de presenciar en las salas de cine. Fortuna por todos los momentos como el ver a Chewbacca, Yoda y Obi Wan y observar las batallas con los sables láser escuchando a todo volumen la música icónica de la saga que nos mantuvo al borde del asiento y el nacimiento de Luke y Leia. A la vez, el infortunio por cosas que nos marcaron fuertemente como la Orden 66, el ver la caída de Anakin ante el lado oscuro y su transformación en Darth Vader.
Una película que a los fans nos encanta y a la vez nos trauma volver a ver, pero que siempre será parte de la historia de Star Wars para nosotros.
